Muchas personas llegan a la edad adulta con problemas bucodentales complicados que requieren de procedimientos invasivos o de tratamientos largos que no sólo les generan un gasto económico importante, sino que también afecta la autoestima, la calidad de vida y en general, el desenvolvimiento normal de un individuo.
La odontología es una rama de la medicina que fue históricamente olvidada, y la muestra de ello es cómo cuidaban la dentadura nuestros abuelos o bisabuelos. Muchos llegaban a la edad adulta sin piezas dentales y a medida que seguían envejeciendo, los problemas eran mucho más complicados de resolver. La realidad es que aún ahora, con toda la información de la que disponemos gracias a la era digital, la atención odontológica y la higiene bucodental suelen estar en las últimas posiciones de las listas de prioridades.
El problema de no atender la higiene bucal y asistir a controles odontológicos desde la primera infancia, es que las cosas que pueden tratarse sin procedimientos invasivos y en un corto período de tiempo, se convierten en problemas a atender durante la vida adulta, generando mucho más gasto y mucho más tiempo invertido para solventar la situación. Además, es evidente que mientras más tiempo pase antes de actuar ante un problema bucodental, los daños son mayores y esto afecta la calidad de vida, así como también la salud integral del individuo.
Ahora bien, es importante que se entienda que si bien es cierto que estadísticamente ha subido el porcentaje de personas que asisten regularmente al dentista, también es cierto que muchos de ellos llegan cuando la situación se les hizo insostenible. Según datos que nos compartieron los especialistas de Odonthos Clínica Dental, un 21% de los españoles no asiste al dentista por problemas económicos y un 15% no lo hace por temor, en este particular los pacientes suelen esperar más de 17 días para solicitar la atención de un profesional.
El aspecto económico es un factor determinante, pero si ese no es el caso ¿por qué se espera tanto para ir al odontólogo? El miedo al dentista suele venir de la mano de tres posibles razones: la primera es una mala experiencia directa de la mano de un dentista que no era el indicado para nosotros, la segunda es cuando se toman las experiencias negativas de alguna persona del entorno y se asocian directamente a cualquier profesional de la odontología y la tercera, una falta de educación en relación a cómo la negligencia en los cuidados orales afecta a todo el organismo.
Estos tres aspectos están directamente ligados, pero creemos que el factor inicial es el fallo educativo en todo lo que se refiere a salud bucodental. Si volvemos al ejemplo de cómo era la atención que los abuelos le prestaban al cuidado de los dientes, podemos entender que este fallo viene de larga data, y que lo hemos arrastrado al día de hoy, La diferencia es que aún habiendo deficiencias en cómo se educa en higiene y salud bucal, las estadísticas indican que la atención odontológica ha aumentado muchísimo en los últimos 10 años, lo que significa que esta generación y -si seguimos así- todas las que viene, tendrán más en consideración este aspecto de su salud integral.
Ahora bien, ¿qué tiene que ver esto con actuar a tiempo?, la respuesta es todo. La falta de educación, el miedo y los problemas económicos han convertido la odontología en una especialidad de la medicina opcional y en muchos casos, ni siquiera es una opción. Así, esto genera graves problemas que de haberse atacado a tiempo, no se hubiesen complicado tanto. Es por ello que hay que entender por qué es tan fundamental que se tome conciencia sobre la atención odontológica de manera preventiva
Actuar a tiempo = Odontología preventiva
Cuando hablamos de salud en cualquiera de sus ramificaciones, la prevención es el punto de partida. Si bien es cierto que a día de hoy la tecnología permite atender muchas enfermedades y patologías, no tenerlas debe ser la meta no llegar a padecerlas. En el caso de la odontología preventiva, podemos decir que se trata de la ciencia que se encarga del estudio y conocimiento del medio bucal y sus implicaciones microbiológicas e inmunológicas en la prevención de enfermedades. Pues es fundamental entender que para el mantenimiento de una correcta salud bucal, la prevención se convierte en un factor fundamental.
La odontología preventiva se da en tres etapas que son fundamentales para evitar patologías y daños bucodentales a largo plazo. Conocer en qué consiste cada una ayuda a entender la importancia de asumir la responsabilidad individual de la higiene y cuidado bucal en casa, pero también el rol prioritario del dentista. Estas etapas son:
- Primaria: Es la fase encargada de reducir las posibilidades de afectación de una enfermedad o afección bucal entre los pacientes que aún no presentan la patología. Por tanto la prevención primaria comprende las medidas que se toman, sobre un individuo, un colectivo o la sociedad al completo, con el fin de evitar que la enfermedad aparezca. La fluoración de las aguas de abastecimiento público sería un ejemplo de un mecanismo primario de aplicación general para prevenir la caries dental.
- Secundaria: La segunda fase de la prevención actúa cuando la primaria ha fallado. Una vez la enfermedad ha irrumpido, todos los esfuerzos se centran en interrumpir la afección con tratamientos específicos. A través de una prevención secundaria, y diagnósticos y tratamientos precoces, los especialistas consiguen mejorar el pronóstico de la enfermedad y ponerla bajo control con mayor facilidad.
- Terciaria: Esta tercera fase se pone en marcha cuando la enfermedad ya está establecida. Esta prevención es la encargada de limitar la lesión y evitar que se desencadene alguna complicación derivada de la afección bucal.
Teniendo esto en cuenta, es necesario comprender que -como mencionamos antes- la responsabilidad en actuar a tiempo es fundamental en lo que se refiere a salud bucodental, tanto a nivel personal, como en lo que se refiere al dentista y su función como guía en el proceso, así como también a la hora de intervenir activamente cuando sea necesario.
El problema es que las personas suelen pensar que la labor del dentista comienza cuando ya hay un problema que resolver, y la realidad es que su función es evitar que estas situaciones se den. Pongamos un ejemplo: Cuando una mujer va al ginecólogo anualmente y se hace los estudios pertinentes, se trata de medicina preventiva. Lo mismo ocurre con un hombre y sus visitas al urólogo. El problema se presenta cuando no asisten a estos controles y si hay alguna situación que tratar, se hace cuando ya ha pasado el tiempo y está afectando la salud integral de la persona.
Lo mismo ocurre con el odontólogo. Una pequeña caries puede convertirse en una pérdida del nervio y en el peor de los casos, en la pérdida total de la pieza dental. Por ello es tan importante la labor del dentista en la salud bucal preventiva, y es que ellos harán los procedimientos necesarios para evitar males mayores a largo plazo, siendo algunos de estos:
- Limpieza dental: Es una técnica realizada en la clínica dental que se encarga de remover las manchas del esmalte y la placa bacteriana (conocida coloquialmente como sarro) que se aloja en los dientes. Es una técnica muy común, se caracteriza por ser bastante simple e indolora.
- Ortodoncia: Es un tratamiento odontológico que se ocupa de corregir la posición de dientes y problemas de oclusión. Esta técnica dejó de estar dirigida únicamente a niños y adolescentes, para empezar a popularizarse entre los pacientes adultos. Los dientes apiñados, por ejemplo, pueden dificultar la limpieza íntegra de los dientes y crear las condiciones bacterianas para que aparezca una enfermedad bucal.
- Aplicación de sellantes: Se aplican sellantes dentales para proteger los dientes, especialmente de niños y adolescentes, contra los alimentos y bacterias que producen caries. Según datos oficiales de la Academia Americana de Odontología Pediátrica, su colocación ha mostrado una reducción de la incidencia de caries del 86% después de un año y del 58% después de cuatro años.
Uno de los tratamientos más populares y necesarios es la Ortodoncia, que como sabemos, se trata de corregir la posición de los dientes. Este tipo de intervención se puede hacer desde niños con aparatos específicos (generalmente removibles) que ayudan a reubicar los dientes a la posición correcta. Si se espera más tiempo, ya nos encontraremos con la ortodoncia tradicional -tan popular actualmente- que suele ser más costosa y que lleva más tiempo en la adolescencia o en los primeros años de la edad adulta, pues son más los daños a tomar en cuenta y el proceso es más lento. Esta misma regla aplica mientras más mayor sea la persona.
Ahora, si vemos por qué se ha popularizado la ortodoncia en los adultos y adultos mayores, es porque se ha educado mucho mejor en las necesidades de atender las patologías que se presenten en la zona bucal, pero también nos da a entender que no fueron atendidas a tiempo y que eso generó problemas mayores.
Actuar a tiempo para tener una salud integral óptima es fundamental y la atención odontológica, la higiene y cuidado bucal, son aspectos que deben tomarse en cuenta si queremos tener un cuerpo sano y que a largo plazo, las molestias propias de la edad sean mucho menores.