Para una familia (con independencia de la edad de sus miembros) cambiar de vivienda es un momento importante pero también supone un esfuerzo extra que tienen que añadir a sus quehaceres habituales. Una mudanza no exime de ir a trabajar, ni de hacer tareas de limpieza de ropa por ejemplo, o de cocinar. Una mudanza es un momento delicado y al que hay que enfrentarse con muchas ganas y con decisión. Si dudamos, entonces igual no terminamos aceptando el cambio de vivienda. O eso o nos cuesta más de la cuenta completar el proceso.
En un continente como lo es el nuestro, es habitual que muchas personas cambiemos de vivienda varias veces a lo largo de nuestra vida. Europa es un lugar en el que se cambia varias veces de trabajo a lo largo de una vida y esos cambios suelen traer asociados algunos asuntos que tienen que ver con un cambio de vivienda. Son muchas las personas que tienen que cambiar de ciudad o de país cuando deciden irse a otro trabajo y eso genera muchas molestias en materia de mudanzas. Seguro que alguno de vosotros y vosotras conoce a alguien que ha vivido en primera persona esa tesitura.
Una noticia que fue publicada en la página web de la agencia de noticias Europa Press indicaba que los españoles cambiamos de vivienda una media de cuatro veces en la vida y que el salto a la hipoteca se da durante la tercera mudanza. Es evidente que, en un momento en el que encontrar un trabajo estable, también es realmente complicado asentarse en un sitio y formar una familia. Por eso, las políticas en materia de conciliación familiar han ganado tanto terreno en los últimos tiempos en diferentes países del Viejo Continente.
Durante los meses en los que nos hemos visto obligados a estar confinados en casa, hemos padecido muchas restricciones. Quien quería cambiar de vivienda, ha tenido que resolver algunas dudas acerca de si podía o no realizar su mudanza. Una noticia que fue publicada en el portal web Auto 10 cuyo titular se preguntaba esta cuestión trataba de resolver esta duda y lo cierto es que seguro que a más de uno le ha sacado de un buen aprieto. Desde luego, lo que está claro es que quien quisiera mudarse para esta primavera seguro que ha tenido mucho en lo que pensar. Quizá más de lo que hubiera querido.
En el estilo de vida europeo, cambiar de vivienda está a la orden del día. Que exista un asunto como lo es la libre circulación de personas hace que, de manera inevitable, haya muchas personas que se trasladen de un país a otro. Y este continuo movimiento de residencias entre personas en el Espacio Común hace que el número de mudanzas haya crecido de una manera exponencial en las dos últimas décadas. Es lo que nos han comentado desde Servieco, una entidad especializada en todo lo que respecta a las mudanzas y que, tras el confinamiento, ha recuperado su actividad al 100%.
En busca de la mejora continua
Si algo destaca del carácter de los europeos, es que siempre tratamos de buscar algo que nos permita mejorar en todos los aspectos. Y es evidente que algo que mejora de manera sustancial nuestra vida es la vivienda en la que residimos de una manera habitual. Por eso hay que poner toda la carne en el asador a tal respecto y hay que intentar que, entre nuestras paredes, tengamos todo lo necesario para hacer que nuestra felicidad esté a salvo. Si no lo conseguimos ahí, ¿dónde creemos que podremos hacerlo?
Son muchos los expertos que aseguran que sentirse bien en casa es una de las mejores maneras de potenciar nuestra motivación y nuestra felicidad. Lo cierto es que, aunque parezca algo lógico, esto tiene una importancia que es brutal y que nunca podemos perder de vista. Es o puede ser la diferencia entre vivir bien, con la felicidad por bandera, o hacerlo de una forma mucho más lúgubre y amargada. Cada cual debe elegir el camino que quiere tomar. Está claro que lo que nunca podemos dejar de hacer es buscar nuestra felicidad en todo momento.
Estamos en un momento en el que la felicidad es una de las cuestiones que hay que priorizar. Después de un periodo tan duro como el que nos ha tocado padecer en los últimos meses, nos ha quedado claro que la vida es un regalo que hay que exprimir al máximo y que cada segundo cuenta. Desde luego, merece la pena buscar y encontrar esa felicidad. Y si, además, la encontramos en nuestros lugares más concurridos, como lo es nuestra vivienda, esa felicidad se verá elevada al máximo exponente. Conseguir algo así ya merece ser reconocido como un éxito en la vida.