Espero no quedarme sin palabras, porque tengo muchas cosas que contaros. Pero es cierto que la primera vez que visité Denia me quedé así. Y no es broma. Comencé mi escapada con mi familia, y al poco tiempo de estar allí, y después de haber recorrido algunos de los lugares más bonitos y emblemáticos, mi mujer me espetó un: “pero qué te pasa que no dices nada”. Pues bien, ya son muchos años y mi mujer me conoce bien. Pues simplemente me había quedado sin palabras de lo que estaba viendo. Y lo que estaba haciendo es disfrutar de lo que tenía alrededor. Sin móviles ni nada tecnológico, solo que me entrara por los ojos.
Por eso, una vez que ya ha recuperado las palabras, me permito contaros todo lo que vi y disfruté en esta localidad de la Comunidad Valenciana, concretamente en la costa norte de la provincia de Alicante. Supongo que habrá poca gente que no la conozca, pero para ponernos en contexto vamos con algunos datos. Denia la capital de la comarca de la Marina Alta y cuenta con una población de 45 622 habitantes según el padrón del INE de 2023, pero es cierto que en verano su población puede llegar a quintuplicarse, llegando a los 200.000. Y yo ahora entiendo por qué se pone así. Como dato, es el municipio de España de menos de 50.000 habitantes que más veraneantes recibe según las cifras de población estacional del Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas. Y claro, el éxito radica en lo que os voy a contar.
Pues bien, un buen día la familia González decidimos hacer una escapada de fin a Denia. Gracias a mi trabajo, ya que soy funcionario, pudimos llegar el viernes por la tarde y lo primero que hicimos fue ir a un hotel. Mi recomendación es que puede ser cualquiera, porque todos tienen muy buena reputación y os van a atender de maravilla. Después de dejar las maletas, salimos a pasear por las calles de Denia. Lo primero que me llamó la atención, y de ahí mi boca sin palabras, es que son calles muy estrechas y empedradas. Así que me quedé embobado mirando la arquitectura medieval y los balcones con flores con tanto colorido.
Luego fuimos a una de las visitas obligadas: el castillo de Denia. Es una gozada porque desde aquí se puede disfrutar de unas impresionantes vistas del mar Mediterráneo. Ese mar al que tan bien cantó Joan Manuel Serrat, es mi canción favorita, y que ahora pude ver por qué lo hacía. Todo lo que dice la canción lo viví en mis carnes.
Qué comer
Después de un día de turismo intenso, decidimos cenar en uno de los muchos restaurantes de la ciudad. Aquí tampoco os quiero dar una preferencia porque para mí todos son muy buenos. En este caso optamos por uno que está cerca del Puerto, otra cosa que no te puedes perder, donde probamos la famosa paella valenciana, además de unas deliciosas tapas de pulpo y calamares. Una gozada.
El sábado, decidimos pasar el día en la playa de Les Rotes, conocida por sus aguas cristalinas y calas escondidas. Aquí es cuando pensé que no entiendo a esas personas que se van al Caribe buscando aguas cristalinas, no hace falta, lo tenemos todo aquí en Denia. La verdad es que fue un día intenso con mucho sol y mar. De nadar y tomar el sol.
Para la cena, decidimos probar la cocina internacional, así que fuimos un restaurante de cocina fusión asiática en el puerto de Denia. Sushi, sashimi y tempura, acompañados de un buen vino blanco de la región, fue la mejor opción. El domingo, antes de regresar a casa, visitamos el mercado municipal de Denia, donde pudimos ver la gran variedad de productos locales, como frutas, quesos, embutidos y mariscos frescos. Tremendo.
En resumen, que pasamos un fin de semana increíble disfrutando de su historia, su gastronomía y sus maravillosas playas. Sin duda, Denia se convirtió en uno de sus destinos favoritos para escapadas cortas hasta el punto de que ya he hecho una visita a la Inmobiliaria Romer para que me vayan buscando un piso de alquiler para la próxima visita. Incluso no descarto, aunque eso dependerá de mi cuenta corriente, que nos compremos un apartamento para mi mujer y yo. Y sí, ya os digo que Denia va a ser una ciudad que os va a dejar sin palabras. Os lo adelanto.
