Ha llegado el mes de diciembre y su habitual tónica: la del frío, la nieve y las heladas, de las cuales ya hemos tenido noticia gracias a los boletines informativos, las imágenes de la televisión y, en muchos de vuestros casos, con un gesto tan simple como lo es salir a la calle. Aunque hay muchas personas que disfrutan con la llegada de una estación tan especial como esta, la verdad es que lo mejor que podemos hacer es tener cuidado con los momentos que pasamos fuera de casa. Sobre todo si vamos con niños.
Son esos niños los que más sensibles son al frío. Sobre todo cuando son muy pequeños y son bastante vulnerables a lo que ocurre a su alrededor. El peligro de que algo malo les pase aumenta cuando hay frío y por eso es necesario y urgente extremar las precauciones y evitar cualquier tipo de riesgo. Esos riesgos, en un continente como lo es Europa y en un país como lo es España, son bastante palpables y evidentes. Y es que no hay más que comprobar cómo están en algunas de las zonas de estos lugares a día de hoy. Muertos de frío.
Los países escandinavos están en una situación como esta desde el mes de octubre. Pero la llegada del frío es mucho más hiriente en España, dados como somos a cambios muy bruscos de temperaturas y a que en ese proceso de cambio de temperaturas se contraigan muchas enfermedades y demás problemas físicos entre los más pequeños. Esa es la situación más habitual en nuestro país y a la que tenemos que prestar una mayor atención cada año. Ahora, sin embargo, en diciembre, todo el mundo está alerta por el frío.
El invierno del año pasado fue especialmente duro en prácticamente toda Europa. El portal web Lugares de Nieve destacó que podría haber sido, de hecho, el invierno más duro en los últimos 100 años, algo que dice mucho y que pone de manifiesto que, a pesar de que es evidente que estamos en un proceso de cambio climático, todavía hay momentos de mucho frío en muchas zonas del continente. Incluidas zonas del Mediterráneo, aunque sea esta una zona caracterizada por su buen clima.
La ropa juega un papel muy importante a la hora de combatir el frío entre los más pequeños. De hecho, es su principal defensa ante las bajas temperaturas. De la ropa de niño suele decirse que implica problemas porque el crecimiento continuo del menor hace que se tenga que gastar bastante dinero en ello. Pero lo que no se tiene en cuenta es que la protección que brinda esta ropa al menor durante los meses en los que nos encontramos es tremenda y le ayuda a no contraer ninguna enfermedad que pueda ser fatal para su salud.
Europa es un continente que presenta una gran cantidad de variaciones en lo que al clima se refiere, pero que tiene algo en común cuando llega el invierno: la apuesta decidida por parte de todas las familias con hijos menores de hacerse con una ropa que garantice la comodidad del menor y su defensa contra el frío. No cabe la menor duda de que este factor es esencial y que hay que poner toda la carne en el asador para evitar que cualquier niño o niña pequeña sufra en sus carnes la crueldad del invierno. Desde una entidad como Grupo Reprepol nos han asegurado que las familias se han anticipado a la llegada del frío a causa de la crudeza del invierno del año pasado.
Los ancianos, los que peor lo pasan
No querríamos cerrar este artículo sin hablar de los ancianos, que es el grupo de población que más sufre las inclemencias del tiempo durante el invierno. Solo hace falta comprobar el número de personas que, encontrándose en este grupo de edad, fallecen cada año en un país como el nuestro o en la misma Europa. Es algo que no podemos dejar de lado y que tiene un impacto soberbio en la sociedad. Y es que hay que tener cuidado con el invierno y con sus efectos en el ser humano.
La verdad es que el invierno que se avecina no tiene pinta de ser como el del año pasado. Pero es mejor que no nos anticipemos demasiado y que empecemos a prevenir cualquier tipo de problema que se pueda ocasionar como consecuencia de su llegada. Los niños lo agradecerán. Y nosotros y nosotras, los padres y las madres, podremos respirar así un poco más tranquilos, qur no nos viene nada mal.