Está claro que para muchos el Smartphone es una parte más de su cuerpo, una extremidad, como las piernas o los brazos, y lo venía siendo desde hacía mucho tiempo. De hecho, los profesionales ya hablaban de “adicción al móvil” o “adicción a las nuevas tecnologías” cuando sus pacientes, la mayoría de ellos jóvenes, no podían separarse más de dos metros de su teléfono móvil y, por supuesto, no podían dejarlo de lado si sonaba el sonido del WhatsApp. Desde entonces, son muchos los que vienen advirtiendo de este problema, y sobre el hecho de dejar que niños pequeños usen esta tecnología sin demasiado control, pero el caso es que con el confinamiento se ha abierto la veda.
Si queremos charlas un rato con los amigos lo hacemos con el móvil, si queremos jugar a un juego lo hacemos con el móvil, si queremos comunicarnos con algún familiar por video llamada lo hacemos con el móvil y, por supuesto, cuando no hay demasiados televisores en casa y hay más de un miembro de la familia que quiere ver algún programa, serie o película, se recurre al móvil así que es bastante normal que podamos hablar de él como de “ese nuevo mejor amigo”.
Y en el fondo es comprensible, en este tiempo que hemos estado confinamiento en casa por culpa del Covid19, y en todo el tiempo que queda hasta que volvamos a la completa normalidad (si es que lo hacemos) o a una nueva normalidad, el móvil se ha convertido en nuestra tabla de salvación. De hecho, si antes podría trastocarnos la vida perder el móvil o que se nos estropeara, quedarnos ahora sin teléfono móvil podría suponer una desgracia total. Incluso el Estado, pensando en que es uno de los pocos medios de comunicación que tenemos al alcance para hablar con familiares y amigos, ha catalogado este tipo de tecnología como de primera necesidad y para asegurarse de que a nadie nos falte, dio permiso para que se siguieran vendiendo Smartphones, de forma online por supuesto, y prohibió el corte del suministro de Internet igual que lo hizo con la luz o el agua. Todo para asegurarnos un contacto con el exterior.
A muchos esta situación no nos gusta, y no hablo del confinamiento que no le gusta a nadie, sino de la dependencia al móvil que estamos teniendo. En Europa se calcula que el uso de estos aparatos se ha incrementado en más de un 150% en todos los hogares lo que, aunque siga siendo normal por la situación, no deja de ser también una auténtica barbaridad.
Una ventana al mundo
El teléfono móvil se ha convertido en algo sin lo que no podemos vivir y por eso cada vez son más sofisticados. Si te paras a pensarlo, son un todo en uno de lujo: son televisores, videoconsolas, teléfonos, cámaras fotográficas y ordenadores. Son todo eso en un dispositivo que puedes coger con la palma de la mano y llevar a cualquier parte.
Hoy por hoy, podemos encontrar móviles que van desde los 80 euros hasta sobrepasar los 1000, y aunque puede parecer una locura para algunos pagar esas cantidades por un Smartphone hay que reconocer que en estos tiempos esos teléfonos inteligentes nos están dando la vida, en muchísimos sentidos, por lo que no es de extrañar que haya quien quiera invertir todo lo que pueda en ellos. De hecho, incluso para los que no pueden desembolsar una cantidad de dinero tan grande de un solo plumazo, hay planes para pagar el móvil a plazos. En tiendas online como Inmovil, con quienes hemos tenido la oportunidad de hablar, se puede financiar un móvil con el DNI o NIE español y una tarjeta bancaria. Así de sencillo. Y el teléfono móvil estaría en tu casa a las 48 horas aproximadamente y digamos que, ante esta nueva situación y posibles situaciones que puedan devenir en un futuro, a muchos de nosotros ya no nos parece tanta locura invertir un buen dinero en estos aparatos que pueden salvarte, literalmente, del aburrimiento, aislamiento y de la falta de información del exterior.
Eso sí, aunque se haya convertido en una herramienta de primera necesidad, debe seguir siendo controlada por los adultos. Si un niño quiere hacer una video llamada con sus amigos es comprensible, e incluso es normal que quiera tener intimidad para hablar de sus cosas con sus amigos, ¿y qué debemos hacer en este caso? Los expertos recomiendan que sean los padres quienes acuerden día y hora de la video llamada y que sean ellos quienes llamen, una vez estén todos los padres conectados en directo, se puede dejar el móvil a los menores e incluso salir de la habitación para darles esa intimidad. De este modo nos aseguramos de con quién están hablando sin tener que entrometernos en lo que hablan.
Del mismo modo, hay que darles su espacio para poder curiosear, pero siempre bajo supervisión. Tal vez sea buena idea poner horarios o decirles donde pueden navegar y donde no. Todo depende de la familia, de la edad del menor y, por supuesto, de la decisión de los padres.