¿Por qué cada vez hay más intolerancias alimentarias?

Intolerancias

Si te fijas, cada vez más personas dicen que tienen alguna intolerancia alimentaria. De repente, parece que hay más casos de alergias o problemas con ciertos alimentos que hace unos años no parecían tan comunes. Los expertos están de acuerdo en que las intolerancias y alergias están aumentando, aunque aún hay mucho debate sobre el por qué.

Un artículo de El País destacaba este fenómeno, haciendo hincapié en que no hay una sola causa, sino una combinación de factores que incluyen cambios en la alimentación, el medio ambiente y hasta la forma en la que nuestro sistema inmunológico responde.

 

Las intolerancias y alergias que más están aumentando

Uno de los problemas más comunes hoy en día es la intolerancia a la lactosa. Antes, no se hablaba tanto de esto, pero ahora parece que cada vez más personas tienen problemas para digerir los lácteos. Otro caso muy conocido es la intolerancia al gluten, que, aunque no es lo mismo que la enfermedad celíaca, puede generar molestias digestivas en muchas personas. Además de estas dos, también se está viendo un incremento en las reacciones adversas a alimentos como los frutos secos, los mariscos, el huevo y la soja.

La razón por la que estos problemas están aumentando sigue sin estar del todo clara. Se habla mucho de la calidad de los alimentos que consumimos hoy en día. Los procesos industriales, los conservantes y aditivos pueden estar influyendo en la forma en la que nuestro organismo reacciona a ciertos alimentos. También hay teorías que apuntan a que vivimos en un entorno excesivamente higienizado. Es decir, al estar menos expuestos a bacterias desde pequeños, nuestro sistema inmunológico podría reaccionar de manera exagerada ante sustancias que en realidad no son peligrosas.

 

Síntomas de las intolerancias alimentarias

Las intolerancias alimentarias suelen generar síntomas que pueden tardar en aparecer varias horas o incluso días después de haber ingerido el alimento problemático. Por eso, muchas personas ni siquiera relacionan sus molestias con lo que han comido.

Entre los síntomas más comunes están los problemas digestivos como hinchazón, gases, dolor abdominal y diarrea. También pueden aparecer dolores de cabeza, fatiga, molestias musculares y hasta alteraciones en el estado de ánimo. Algunas personas incluso notan problemas en la piel, como enrojecimiento o eccemas, mientras que otras pueden experimentar dificultades para concentrarse o sensación de embotamiento mental.

Otro aspecto complicado de las intolerancias es que los síntomas pueden ser intermitentes y variar en intensidad según la cantidad del alimento consumido. Esto hace que muchas veces pasen desapercibidas o se confundan con otras afecciones como el síndrome del intestino irritable. Por eso, es clave prestar atención a las señales del cuerpo y, si se sospecha de una intolerancia, llevar un registro de los alimentos ingeridos y los síntomas posteriores. Consultar con un especialista es esencial para confirmar el diagnóstico y encontrar la mejor manera de manejar la situación.

Es importante diferenciar entre una intolerancia y una alergia. Mientras que la intolerancia afecta sobre todo al sistema digestivo y está relacionada con la incapacidad del organismo para procesar ciertas sustancias, las alergias son una respuesta del sistema inmunológico que puede ser mucho más grave. La clave está en la forma en que reacciona el cuerpo: mientras que la intolerancia suele ser molesta, pero no pone en peligro la vida, una alergia puede provocar reacciones severas en pocos minutos.

 

Síntomas de las alergias alimentarias

Las alergias alimentarias pueden ser mucho más peligrosas que las intolerancias porque afectan directamente al sistema inmunológico. En estos casos, el cuerpo reacciona como si el alimento fuera una amenaza y libera una serie de sustancias que pueden causar síntomas graves.

Algunas personas experimentan urticaria, hinchazón de labios y ojos, dificultad para respirar e incluso anafilaxia, una reacción potencialmente mortal que requiere atención médica inmediata. En algunos casos, los síntomas pueden aparecer casi al instante después de ingerir el alimento, mientras que en otros pueden tardar un poco más, lo que a veces confunde a la persona afectada.

Las alergias a los frutos secos, el marisco, la leche y el huevo están entre las más comunes, y en los últimos años se han visto más casos de alergias cruzadas, donde una persona reacciona a varios alimentos similares. También es cada vez más frecuente que las personas desarrollen alergias en la edad adulta, lo que demuestra que el sistema inmunológico puede cambiar con el tiempo. Otro punto importante es que algunas alergias pueden empeorar con cada exposición al alérgeno, por lo que nunca hay que subestimar una reacción leve.

Si alguna vez notas que un alimento te provoca picazón en la boca, dificultad para tragar o problemas respiratorios, es fundamental que consultes con un médico de inmediato. En caso de antecedentes familiares de alergias, también es recomendable estar atento a cualquier señal y, si ya has sido diagnosticado, llevar siempre contigo la medicación indicada, como un auto inyector de adrenalina. No hay que olvidar que la prevención es clave y que una correcta educación sobre alérgenos puede evitar situaciones de riesgo innecesarias.

 

¿Qué se puede hacer?

Si sospechas que tienes una intolerancia o alergia alimentaria, lo primero que debes hacer es prestar atención a cómo reacciona tu cuerpo a ciertos alimentos. Llevar un diario de comidas puede ayudarte a identificar qué alimentos podrían estar causando problemas. Sin embargo, la mejor forma de confirmarlo es acudiendo a un especialista.

Los médicos pueden recomendarte diferentes pruebas para diagnosticar el problema. En el caso de las alergias, se suelen hacer pruebas cutáneas o análisis de sangre para detectar la presencia de anticuerpos. Para las intolerancias, a veces se utilizan pruebas de aliento o dietas de eliminación controladas.

Si te confirman una intolerancia, lo mejor es evitar el alimento problemático o consumirlo en pequeñas cantidades si tu cuerpo lo tolera. En el caso de las alergias, lo más importante es eliminar por completo el alimento de tu dieta, ya que una reacción alérgica grave puede ser peligrosa.

 

El sector de la alimentación debe adaptarse

Las empresas que se dedican a la alimentación están cada vez más concienciadas sobre la necesidad de ofrecer opciones seguras para las personas con intolerancias y alergias. La Panadería Ecológica Rincón del Segura, por ejemplo, ha sabido adaptarse a esta realidad, desarrollando productos pensados para quienes no pueden consumir gluten o lactosa. Esta panadería ha trabajado en la creación de productos sin estos alérgenos, garantizando que sean seguros para quienes los necesiten.

En la industria de la panadería, los productos sin gluten son cada vez más populares. Se utilizan harinas alternativas como la de arroz, almendra o garbanzo, y se emplean procesos especiales para evitar la contaminación cruzada. En el caso de los lácteos, se están creando versiones sin lactosa de muchos productos tradicionales, lo que permite a las personas con intolerancia disfrutar de sabores y texturas similares a los originales.

 

¿Qué es el gluten y la lactosa?

El gluten es una proteína que se encuentra en cereales como el trigo, la cebada y el centeno. Es lo que le da elasticidad al pan y a muchos productos horneados, permitiendo que tengan una textura esponjosa y firme. Para las personas con enfermedad celíaca, consumir gluten puede causar daño en el intestino delgado, generando inflamación y dificultando la absorción de nutrientes, lo que a largo plazo puede derivar en problemas de salud graves. Para quienes tienen sensibilidad al gluten no celíaca, su consumo puede provocar molestias digestivas como hinchazón, dolor abdominal, cansancio crónico e incluso problemas neurológicos como niebla mental.

La lactosa, por su parte, es el azúcar natural de la leche y los productos lácteos. Para digerirla, el cuerpo necesita una enzima llamada lactasa, que se encarga de descomponer la lactosa en azúcares más simples para su absorción. Cuando hay deficiencia de lactasa, la lactosa no se digiere bien y se queda en el intestino, fermentando y provocando síntomas como hinchazón, gases, dolor estomacal y diarrea. Esta intolerancia es muy común en la población adulta, ya que con la edad la producción de lactasa disminuye de forma natural. En algunos casos, las personas pueden consumir pequeñas cantidades de lactosa sin problema, mientras que en otros, incluso trazas pueden generar síntomas molestos.

Para hacer alimentos sin gluten, se utilizan harinas alternativas como la de arroz, almendra, maíz o quinoa, y se cambian los procesos de elaboración para evitar la contaminación cruzada. En el caso de la lactosa, se pueden fabricar productos con lactasa añadida que ayudan a descomponer el azúcar antes de su consumo, o bien se usan ingredientes alternativos como leches vegetales de almendra, avena, soja o coco. Actualmente, hay muchas opciones en el mercado que permiten a quienes tienen estas intolerancias disfrutar de una alimentación variada y sin riesgos para su salud.

 

Hay que tomar conciencia

El aumento de las intolerancias y alergias alimentarias es una realidad que no podemos ignorar. Cada vez más personas tienen necesidades especiales en su alimentación, y es responsabilidad de todos, desde los consumidores hasta la industria alimentaria, adaptarnos a esta nueva situación. Es fundamental que más empresas amplíen su catálogo de productos para garantizar que nadie tenga que renunciar al placer de comer bien por una condición de salud.

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