¿Qué ver en el Pirineo Aragonés?

El Pirineo es uno de los destinos preferidos por muchos para las vacaciones y escapadas en invierno. La posibilidad de ver la nieve de cerca y de practicar deportes invernales resulta atractiva para aficionados y curiosos. Toda la cordillera pirenaica no es igual. Hoy vamos a hablar del Pirineo Aragonés.

La zona española de los Pirineos se divide en tres partes: El Pirineo Catalán, donde se encuentra el Valle de Arán, en el otro extremo, el Pirineo Navarro, con el paso de Roncesvalles, ligado al camino de Santiago, y el Pirineo Aragonés, con sus grandes parques naturales y la estación de Canfranc. Cada una de estas partes tiene su propia idiosincrasia.

Quizás la parte del Pirineo que más nos suene sea el Pirineo de Lleida, donde se encuentra la estación de esquí de Baqueira Beret. Lugar que solía frecuentar la familia real en fechas próximas a la navidad. Sin embargo, el Pirineo Aragonés es un destino que no deja indiferente al visitante.

Así nos lo cuenta Raquel, que un año que fue a visitar el Parque Nacional de Ordesa se alojó en un apartamento del Balcón del Pirineo, un conjunto de apartamentos rurales diseñados como casas de montaña, ubicados en el término municipal de Buesa, en Huesca. En sus propias palabras, aquel paraje fue un lugar de ensueño, en plena naturaleza, que le permitió descansar y desconectar de la rutina diaria.

El blog de viajes «Escapada Rural» nos habla de los múltiples atractivos que tiene esta zona. Desde sus parques naturales hasta la belleza de sus pueblos y aldeas. Estos son algunos de sus atractivos más destacables:

Espacios naturales.

El Pirineo Aragonés está considerado la joya del montañismo y de la escalada. En él se concentran algunos de los picos más altos de la Península Ibérica, empezando por el Aneto, con sus 3.404 metros de altura. En esta parte del Pirineo existen 188 picos que superan los 3.000 metros.

Pero esta parte del Pirineo no está solamente indicada para los amantes de los deportes más osados. Con una exuberante belleza natural, está atravesado por una multitud de rutas de senderismo que bordean barrancos y ríos salvajes, con un fondo de cumbres que se conservan nevadas gran parte del año.

Entre los espacios naturales más visitados se encuentra el Parque Nacional de Ordesa y Monteperdido, declarado Patrimonio de la Humanidad desde 1997. Está ubicado en la comarca de Sobrarbe y en él se encuentran “Los Tres Sorores”, el macizo calcáreo más alto de Europa. También encontramos allí una de las cascadas naturales más imponentes del continente, con más de 400 metros de caída libre. El parque está salpicado de valles glaciares, de gargantas y de saltos de agua. Cada año recibe una media 600.000 visitantes.

Otro de los rincones sorprendentes es el Parque Natural de los Valles Occidentales. Una región natural que hace frontera con Navarra y con Francia, y por la que discurren los primeros cauces de los ríos Aragón, Veral y Subordán.

Alimentado por el deshielo de las altas montañas y por sus abundantes precipitaciones, en los valles se combinan pastos, bosques y selvas, que albergan una rica fauna autóctona, entre los que destacan ejemplares oso pardo, milano real, nutrias, quebrantahuesos y pico dorsiblanco, un pájaro típico del Pirineo.

Además de estos dos parques protegidos, en el Pirineo Oscense contamos con otros espacios naturales como el Valle de Bernasque, el Valle de Pineta, el Valle de Tena y el Valle del Gistaín.

El Pirineo Aragonés es un lugar ideal para aquellos turistas que disfrutan de explorar la naturaleza en estado puro.

La Estación de Canfranc.

La Estación Internacional de Canfranc fue una monumental infraestructura ferroviaria, levantada durante el reinado de Alfonso XIII, que pretendía convertirse en el principal paso por tren desde España hasta Francia. Se inauguró el 18 de julio de 1928 y en su momento llegó a convertirse en la segunda estación más grande de Europa.

La estación es un majestuoso edificio modernista, inspirado en la arquitectura francesa palaciega del siglo XVIII, que posee 241 metros de longitud y cuenta con 150 puertas de entrada y 350 ventanas.

En realidad se trataba de un proyecto que llegó a operar poco tiempo tal y como estaba diseñado. Hasta él se dirigirían los trenes procedentes de las principales ciudades españolas con destino a Francia. Allí harían el cambio de vía, ya que el ferrocarril español tiene un ancho de vía superior al europeo, y continuarían su viaje a Europa. Canfranc también estaba diseñada para ser la entrada principal a España por Ferrocarril. Por esta razón, la estación contaba con una espaciosa sala de espera, zona comercial con tiendas y restaurantes, una zona vip y hasta un hotel de lujo.

Poco tiempo duró la gloria para Canfranc. A penas 8 años después de su inauguración, durante la guerra civil española, la estación fue tomada por el ejército alemán y convertida en una base militar logística, por donde entraba los suministros de apoyo al ejército franquista.

Después de la guerra, el Estado fue incapaz de conservar las instalaciones, por lo que entraron en un proceso progresivo de abandono. Por el mal estado de las infraestructuras, en 1970, un tren francés de mercancías descarriló antes de entrar en la estación, lo que le condujo en poco tiempo a su cierre definitivo.

Gracias al esfuerzo del gobierno de Aragón, la estación se ha remodelado, devolviéndole el aspecto de sus años de esplendor. Hoy la Antigua Estación de Canfranc es un hotel de 5 estrellas, abierto al público para quien lo quiera visitar, y donde se programan visitas guiadas.

Los pueblos.

La web de turismo Estiber destaca que uno de los principales atractivos del Pirineo Aragonés son sus preciosos pueblos de montaña. Pueblos con encanto que conservan la arquitectura tradicional típica de la zona basada en muros de piedra y techos de pizarra empinados a dos aguas. Entre estos pueblos destacamos:

  • Aínsa. Es un pueblo medieval, situado en el centro de la comarca de Sobrarbe, junto al Parque Nacional de Ordesa y Monteperdido. Sus casas, de estilo gótico, están construidas con piedra y mampostería. En lo alto del pueblo se encuentra su imponente castillo, y en el centro, la iglesia de Santa María, construida entre los siglos XI y XII. Entre las calles empedradas del casco viejo encontramos casas señoriales como la Casa Arnal, construida en el siglo XVI.
  • Bernasque. Este pueblo es paso obligado para los montañeros que aspiran a coronar los picos más altos del Pirineo. A pocos kilómetros se encuentra la cumbre del Aneto y la de otros cuantos “tresmiles”. El municipio parece un pueblo antiguo de pastores de montaña, con sus casas construidas con cantos de piedra como si no tuvieran argamasa y ese regusto que tienen los sitios por los que parece que no ha pasado el tiempo. Sin embargo, en el interior del pueblo podemos encontrar una considerable cantidad de restaurantes, bares y tiendas especializadas en material de montaña.
  • Lanuza. A solo 3 kilómetros de la estación de esquí de Formigal y 10 kilómetros de la de Paticosa se encuentra este viejo pueblo que fue abandonado por sus habitantes en 1970. Cuando al finalizar las obras del pantano cercano corría el peligro de que el agua del embalse terminara por sepultar las casas del pueblo. Como sucedió con el municipio de Riaño en León, el de San Román de Sau en Barcelona y tantos otros por todo el país. Sin embargo, el pantano no sepultó el pueblo. Gracias a distintos proyectos, unos públicos y otros privados, el municipio ha sido restaurado en su totalidad y cada año se celebra en él el Festival Internacional de Música Pirineos Sur.
  • Cerler. Cerler es el pueblo más alto del Pirineo Aragonés y uno de los más altos de España. En su término municipal se encuentra la estación de esquí que lleva el nombre del pueblo. En la parte alta del casco urbano se halla la iglesia románica de San Lorenzo y un poco más abajo, la curiosa casita de “Ratoncito Pérez”, con un pequeño jardín y un buzón para que los niños puedan dejar sus dientes. En cualquier parte del pueblo se obtienen unas vistas impresionantes.

Las estaciones de esquí.

No podemos hablar del Pirineo Aragonés sin mencionar, aunque sea brevemente las estaciones de esquí. En esta zona se encuentran algunas de las instalaciones para practicar deportes de invierno más conocidas y reputadas del país.

Contamos con Candanchú, haciendo frontera con Francia. En esta estación se encuentra la escuela de esquí más antigua del país. Dispone de pistas para practicar esquí de fondo y un campo de biatlón, un deporte que combina el esquí de resistencia con el tiro con carabina.

En las pistas de Formigal y Panticosa, conectadas entre sí por un teleférico, se puede practicar todas las modalidades de esquí, así como el snowboard y trineo sobre nieve.

Por otro lado, las estaciones de Astún y Cerler, con picos que superan los 2.400 metros y una mayor pendiente, son de las estaciones mejor valoradas por los aficionados a este deporte.

El Pirineo Aragonés puede resultarnos impresionante en invierno, pero con la llegada de la primavera, nos llega sorprende inesperadamente.

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