No hay duda de que el oro es un metal que nunca pasará de moda y que nunca pierde su valor tanto estético como monetario. Además que se trata de joyas que te acompañarán durante toda tu vida, a menos que decidas deshacerte de ellas en alguna joyería o lugar de compra venta de oro.
Esto porque el oro se caracteriza por ser un material duro, que soporta muy bien el desgaste del paso del tiempo. Solo tenemos que saber como limpiarlo y conservarlo de la manera correcta de forma que mantenga el esplendor del primer día.
Para ayudarte a lograrlo, Joyería Lorena, expertos en joyas, te dan algunos consejos útiles para cuidarlas como todo un profesional.
¿Cómo saber si es de oro?
Lo primero que hay que hacer es asegurarnos que en efecto, la pieza sea de oro puro, para así poder darle los cuidados especiales que el material necesita.
Esto lo podemos averiguar a través de varios métodos:
Examen visual
La forma más simple es buscar alguna marca que determine la pureza o los quilates de la joya; o por ejemplo, si tiene alguna decoloración o está desgastada en algún sitio y se ve otra tonalidad, significa que la joya tiene solo un baño de oro.
La prueba de la mordedura
Otra forma de saber a ciencia cierta si una joya es de oro es mordiéndola. En teoría cuanto más profunda sea la marca de la mordedura mayor pureza tendrá el oro.
Sin embargo, esta prueba no es del todo fiable ya que podría tratarse de una pieza de plomo con un baño de oro. El plomo es aún más blando que el oro y podríamos equivocarnos.
El imán
Para realizar esta comprobación hay que utilizar un imán potente, el cual no debería atraer tu joya ya que el oro no es un metal magnético.
Densidad
El oro es uno de los metales más densos, 19,32 gramos por centímetro cúbico, es decir, el oro pesa aproximadamente 19 veces más que un volumen igual de agua. Así que para comprobar su autenticidad a través de la densidad, debemos seguir un proceso un poco más riguroso:
- Con una báscula de precisión, pesar la pieza de oro y apuntar el peso en gramos.
- Llenar una probeta o recipiente de medida con agua, mejor si las mediciones están en milímetros.
- Introducir la joya en el agua y ver cuánto ha subido el agua al meter la pieza.
- Realizar el cálculo: densidad= masa/volumen desplazado. Por ejemplo, si el resultado se aproxima a 19 quiere decir que tienes ante tus ojos una joya de oro de 24 quilates.
La prueba de la cerámica
Para esto necesitas un plato de cerámica sin esmaltar para frotar la pieza con él. Si al hacerlo salen unas líneas doradas en el plato, la joya es de oro. Mientras que, si las rayas son negras, el oro no es de verdad.
Ácido nítrico
Este es un método complicado que implica utilizar un material altamente corrosivo y que puede ocasionar graves quemaduras. Si igualmente se trata del caso, lo que tienes que hacer es poner la pieza sobre una superficie de acero inoxidable y echar unas gotas de ácido nítrico. Si la joya se pone verde, es que solo tiene un baño de oro o está hecha de otro metal. Si adquiere un tono blanquecino, es que la joya es de plata de ley con un baño de oro. Y si no se observa ninguna reacción, la pieza es de oro.
Consejos para el cuidado y limpieza de tus joyas de oro
Ahora si, una vez comprobada que tu joya es de oro puro deberás cuidarlas y limpiarlas de la forma correcta para que te duren por años:
- El oro es un metal blando que es susceptible a golpes, arañazos y abolladuras. Por lo mismo, hay que prestarles especial atención al momento de utilizarlo y guardarlo cuidadosamente si se va a realizar alguna actividad en la que se pueda golpear.
- El maquillaje, el perfume, la laca y las lociones pueden causarles daños y abrasiones, así que lo mejor es evitar el contacto con estas sustancias de aseo personal y ponértelo en el último momento después de vestirte.
- El cloro es el peor enemigo del oro. La sal y el cloro pueden dañar de manera irreversible el color de los metales y diamantes, debilitando la estructura de tus joyas de oro y eventualmente, llevándolas a romperse. Por eso, aunque en verano a todos nos encanta bañarnos en el mar o relajarnos en el jacuzzi, asegúrate de quitarte las joyas antes de meterte.
- Los limpiadores domésticos con ácidos o abrasivos podrían dañar el acabado de tus joyas, por lo que no debes utilizar productos de limpieza con tus joyas puestas. Igual que los cosméticos, los productos de limpieza tienen químicos que pueden dañar el brillo e integridad de los metales y piedras preciosas. Por ejemplo, el amoniaco, la tintura de yodo y el mercurio son tres sustancias especialmente peligrosas para algunos metales.
- Debes guardar tus joyas antes de bañarte, para evitar el contacto innecesario con líquidos y jabones.
- Si vas a hacer deporte, deja tus joyas en casa. El sudor es ácido y puede dañar los metales. Además evitarás golpes que dañen el metal o debiliten los engastes, que a la larga podrían hacer que se pierdan las piedras.
- Examina periódicamente los cierres de las cadenas y pulseras para asegurarte de que no se abran
- Límpialas de la manera adecuada. Te recomendamos que tomes como hábito limpiarlas cada vez que las uses, simplemente pasando un trapo de algodón para eliminar huellas dactilares, grasas y polvo; a sabiendas que cada tipo de metal necesita unos cuidados diferentes.
- Recuerda que existen distintas purezas y colores del oro y por tanto pueden necesitar de una limpieza más específica ya que está mezclado con otros metales. Además, si tus joyas de oro tienen piedras preciosas u otras gemas, lo mejor es consultar con un profesional que te diga cuales son los cuidados apropiados.
- Ten especial cuidado con las joyas de oro que tengan perlas. Esto porque las perlas son especialmente sensibles al contacto con químicos. Así que debes ponértelas siempre una vez hayas acabado de ponerte productos en spray, perfumes y maquillaje.
¿Cómo limpiar tus joyas de oro?
Si usamos nuestra joyería de oro de forma frecuente, estas quedan expuestas a los aceites de la piel, el aire, el polvo, el maquillaje, los golpes y más, dañando su brillo y su imagen.
Por lo tanto, para mantener su brillo original, debes realizar una limpieza de tus joyas de oro regularmente con una solución de 10 partes de agua tibia y 2 partes de jabón para platos:
- Revisa tus joyas cuidadosamente durante la limpieza por si hubiera cualquier pieza suelta o grieta, de forma que no vayas a empeorarlo.
- Empapa tus piezas o joyas de oro durante 3 horas y luego frótalas suavemente con un cepillo muy suave.
- Enjuaga con agua limpia y seca con un paño o gamuza.
- Ten a mano un paño para pulir joyas. De esta manera obtendrás mayor brillo y lucirán mucho más. Eso sí, evita usar una toalla de papel o un pañuelo de papel ya que pueden rayar tus joyas.
- No te excedas con el uso del jabón, solo úsalo cuando sea necesario.
- Consulta con joyería de confianza antes de aplicar cualquier otro producto limpiador, ya que algunas sustancias son especialmente corrosivas y pueden dañar tus joyas.
¿Cómo almacenar tus joyas de oro?
Una vez has realizado la limpieza de tus joyas de oro debes procurar guardarlas de la forma adecuada.
Para esto te recomendamos utilizar un joyero forrado de tela, limpio y seco. Además que lo mejor es almacenar cada pieza por separado, utilizando ya sea en una pequeña bolsita o paño o mediante un joyero con compartimentos que mantenga tus joyas de oro separadas. Si por el contrario cometes el error de almacenarlas todas juntas, podrías ocasionar que se den pequeños golpes y fricciones que puedan provocar arañazos o pequeñas abolladuras.
No obstante, hay algunos trucos que podemos emplear para conservar nuestras joyas mejor, dependiendo de cada tipo diferente:
- En el caso de las joyas con diamantes: los diamantes rayan todos los metales, por lo que lo mejor es mantener todas las joyas de diamantes separadas del resto, si puede ser, en bolsita de terciopelo o en su caja de joyería original.
- Si se trata de cadenas: se recomienda guardarlas cerradas y envueltas en un papel de seda para evitar que se enreden.
Finalmente, un truco infalible para combatir la oxidación es meter en tu joyero un sobre de bolitas anti-humedad para crear un ambiente lo menos corrosivo posible.
Eso sí, si ves que la deformación o el daño que presenta la joya es grave, intentar solucionarlo uno mismo sin los conocimientos adecuados puede generar un daño mayor. En estos casos, sin duda, lo mejor es poner tu pieza en manos de profesionales que sepan como salvar tu preciada posesión.