El tema más repetido en los últimos meses está ligado, como no podía ser de otro modo, a la expansión del coronavirus. No es para menos si tenemos en cuenta que esta enfermedad ha puesto en jaque a la sociedad tal y como la hemos conocido durante muchos años. Es por eso por lo que todo lo que tiene alguna relación con la salud ha ganado en importante desde el mes de marzo del año pasado. Pero cuando hemos hablado de salir, normalmente lo hemos hecho para hablar de medidas de seguridad, como la distancia social, el confinamiento domiciliario o las restricciones a la movilidad. Y la salud es mucho más que eso.
Garantizar que tenemos un estado de salud óptimo es algo que también está ligado a otra serie de cosas que no hemos solido tener muy en cuenta. Una de las actividades a las que queremos mostrar especial atención a este respecto es la que tiene que ver con la práctica deportiva, que sin ninguna duda es una de las cuestiones que más contribuyen a que nuestro sistema respiratorio, el circulatorio, el cardiovascular o el nervioso tengan una salud de hierro y no presenten problemas de ningún tipo. El deporte es muchas veces la mejor medicina para nuestro cuerpo y eso sigue estando vigente aunque haya una pandemia de por medio.
Europa siempre ha sido un continente de contrastes en lo que tiene que ver con la práctica deportiva. En los países del norte de Europa, además de en otros Estados como Bélgica u Holanda, la práctica de deporte se convirtió en algo muy habitual ya hace mucho tiempo. Tanto es así que, en muchas de estas naciones, ya es bastante habitual que los padres apunten a algún deporte a sus hijos cuando estos últimos se encuentran en edad infantil. Sin embargo, en los países mediterráneos del sur de Europa la situación ha sido bien distinta. Y es que aquí siempre hemos llevado una vida mucho más sedentaria.
Una de las maneras de analizar el crecimiento de la práctica deportiva en el continente es conocer de primera mano qué evolución están teniendo, en cuanto a número total de centros y de socios, los gimnasios. El portal web Statista nos habla de esta evolución para un país como España, que cuenta con más de 4.700 centros y con 5’5 millones de socios (más de un 10% del total de la población española, un dato muy significativo teniendo en cuenta que vivimos en un país que está muy envejecido). Además, la facturación es de 2.300 millones de euros anuales, o lo que es lo mismo: cada gimnasio tiene, de media, unos 2 millones de euros al año.
Otra noticia, en este caso del diario El País, aseguraba que los gimnasios de bajo coste eran los que estaban incentivando el crecimiento de la práctica deportiva en España. Lo cierto es que este modelo lo hemos exportado de otros países europeos, países en los que la reducción del coste de acudir al gimnasio incentivó en su día que la gente empezara a hacer deporte. De esta manera, la totalidad del continente ha tenido la oportunidad de buscar una mejora en su salud a través de la práctica deportiva.
El aumento del número de clientes que han experimentado la mayor parte de los gimnasios europeos ha llevado a las entidades gestoras de estos centros a tener unas mayores necesidades en materia de seguridad. Desde Gestigym nos han indicado que ha crecido mucho la cantidad de gimnasios que solicitan nuevos sistemas de acceso a sus instalaciones, sistemas que hasta hace poco no estaban implantados o pensados para este tipo de lugares pero que ahora son fundamentales para garantizar la seguridad del local. Se trata de una necesidad que, como decíamos, ha empezado a ser habitual en Europa en los últimos años pero que nació en los Estados Unidos.
Negocios que todavía no se han exprimido al máximo
tenemos la sensación de que los gimnasios todavía no han llegado a su clímax ni en materia de facturación y en lo que respecta al número de socios que han asumido. Para los gestores y responsables de estas entidades, la verdad es que esta es una muy buena noticia que no hace sino reforzar su idea y sembrar una motivación extra de cara a los años que están por venir. Porque lo que es evidente es que vamos a seguir interesados en cuidar de nuestra salud y, para ello, el deporte siempre será uno de nuestros mejores aliados.
Otro de los aspectos positivos de este modelo de negocio es que el target puede llegar a ser muy amplio. Y es que al gimnasio acude gente joven, pero también personas de mediana edad. Y, por supuesto, lo hacen hombres y mujeres. Todo ello permite que se enriquezca la imagen de marca de los gimnasios y que sus servicios lleguen a una cantidad de gente mayor, haciendo que más personas deseen convertirse en socias y haciendo más difícil, al mismo tiempo, que la práctica deportiva pase de moda.