Ya habrás podido comprobar que casi todos los aspectos de nuestra vida pasan por Europa. En las últimas elecciones europeas nos dijeron que votáramos con conciencia ya que muchos de los temas vitales se acaban decidiendo en Europa y no en el Congreso de Madrid, como podríamos pensar. Uno de los aspectos que más se tienen en cuenta es el de los transportes. Hasta el punto de que existe una política europea concentrada en este tema. Con un mundo globalizado los medios de transportes cobran una importancia vital.
Esta importancia la tenemos desde siempre. Solo hay que ver que desde su creación en 1957, la Comunidad Europea se dotó de una política común de transportes para establecer medidas en el transporte terrestre (carretera y ferrocarril) y por mar (fluvial y marítimo). Posteriormente en los años 70, la política de transportes se amplió al transporte aéreo. Y por último, el famoso Tratado de la Unión Europea de Maastrich, de 1992, recoge nuevos objetivos para la política de transportes: la seguridad en el transporte, la red transeuropea y la protección del entorno.
El objetivo genérico de la actual política de transportes es garantizar la movilidad de personas y mercancías en el mercado interior europeo y también desde y hacia terceros países, así como aprovechar al máximo los dispositivos técnicos y de organización para facilitar el transporte de personas y de mercancías, respetando el medio ambiente. Estos objetivos tienen que conseguirse mediante la mejora de la seguridad, la reducción del ruido y la contaminación y la promoción de la protección del medioambiente.
Una gran inversión
El coste externo derivado de la congestión del transporte por carretera representa aproximadamente el 0.5% del PIB de toda la UE. Las previsiones más generosas en lo que concierne al crecimiento del tráfico por carretera de cara al horizonte del 2010 establecen un aumento significativo de la congestión en la red viaria europea y un aumento de los costes derivados de la congestión de hasta un 142%, alcanzando la cifra récord de 80.000 millones de euros al año, aproximadamente un 1% del PIB de la UE.
La ordenación del tiempo de trabajo de los conductores que realizan actividades de transporte por carretera en la Unión Europea (UE) puede ayudar a mejorar la seguridad vial y la salud y la seguridad de los conductores, además de garantizar una competencia leal.
La ordenación del tiempo de trabajo de los conductores que realizan actividades de transporte por carretera en la Unión Europea (UE) puede ayudar a mejorar la seguridad vial y la salud y la seguridad de los conductores, además de garantizar una competencia leal.
La presente Directiva establece las normas mínimas para la ordenación del tiempo de trabajo de los conductores, completando las disposiciones del Reglamento (CE) no561/2006, que establece normas comunes en relación con el tiempo de conducción y el tiempo de descanso de los conductores.
Las disposiciones de la Directiva se aplican a todos los «trabajadores móviles» al servicio de una empresa establecida en un país de la UE para realizar actividades de transporte por carretera. Asimismo, se aplica a los conductores autónomos. En el «tiempo de trabajo» se incluyen:
- la conducción;
- la carga y la descarga;
- la asistencia a los pasajeros en la subida y bajada del vehículo;
- la limpieza y el mantenimiento técnico;
todas las demás tareas relacionadas con la seguridad del vehículo, de los pasajeros y de la carga, así como cumplir las obligaciones legales directamente vinculadas a una operación de transporte específica (como los trámites en aduanas);
y cualquier otro período en que se considere que el conductor está disponible para trabajar.
Tiempo en carretera
Se establece una duración máxima de trabajo semanal de cuarenta y ocho horas, aunque puede llegar hasta sesenta horas siempre que la duración media calculada sobre un período de cuatro meses no exceda las cuarenta y ocho horas.
Los conductores no pueden trabajar más de seis horas sin pausa. Estas pausas deben durar treinta minutos como mínimo cuando el conductor trabaja entre seis y nueve horas al día. Esto se suma a las disposiciones del Reglamento (CE) no 561/2006 que establece un límite de conducción máximo de cuatro horas y media sin pausa o descanso.
En esta Directiva se mantienen las disposiciones del Reglamento (CE) no 561/2006 en materia de tiempo de descanso. Los conductores deben disfrutar de períodos de descanso diarios y semanales. “Cuando se trabaja en un turno de noche, no pueden excederse las diez horas de trabajo por cada período de veinticuatro horas”, tal y como nos indican desde Grupo Caliche, una empres de transportes internacionales, que es referente en el sector.
Apoyo europeo
La Unión Europea sigue apostando por el transporte. Por eso ha decidido apoyar el transporte para impulsar el crecimiento económico sostenible. Para ello, el Banco Europeo de Inversiones, a través del Instituto de Crédito Oficial, ha creado un plan de inversiones para Europa para fomentar la innovación y el emprendimiento, y para relanzar la competitividad y el empleo. Sin embargo, ninguna empresa de transporte de mercancías por carretera española ha recibido fondos para financiar proyectos basados en estos principios, pese a los esfuerzos por invertir en sostenibilidad de muchas empresas españolas.
Para los miembros del Banco Europeo de Inversiones, el impacto positivo que está teniendo el Plan de Inversiones para Europa en la economía española es evidente. Según el BCE, España es el tercer país más beneficiado por la financiación del banco europeo bajo el Plan Juncker, con casi 130 proyectos aprobados que están impulsando la innovación, la acción por el clima y el desarrollo de transportes más limpios. Por su parte, el Instituto de Crédito Oficial (ICO) pone en valor como uno de los ejes estratégicos del banco público la función que lleva a cabo como catalizador de fondos de la Unión Europea para las empresas españolas.
Desde su lanzamiento, en julio de 2015, el Banco Europeo de Inversiones ha aprobado en España 128 operaciones con una financiación de más de 8.700 millones de euros, lo que confirma que la apuesta por la política europea de transportes sigue en marcha.