La ansiedad dental es un fenómeno complejo multifactorial que se coloca en el quinto lugar dentro de las situaciones comúnmente temidas a nivel mundial. Y es que es muy común que haya pacientes que eviten a toda costa las visitas al Odontólogo; siendo que sólo una minoría de los pacientes indica no tener ansiedad relacionada al ambiente del consultorio.
De hecho, para medir esta fobia en cifras, un estudio llevado a cabo en Holanda reportó que sólo el 14 % de la población holandesa no experimentó aprensión o ansiedad al visitar al dentista, mientras que casi el 40 % experimentó ansiedad “por encima de lo normal” y el 22 % mostraron estar altamente ansiosos. Otro resultado interesante de dicho estudio fue encontrar que las mujeres entre los 26-35 años con asistencia irregular, fueron los pacientes con más probabilidad de experimentar altos niveles de ansiedad dental.
Por su parte, en Australia, información oficial reveló que un 14.9 % de adultos podrían ser clasificados “con alta ansiedad dental”, siendo que una vez más, hubo mayor prevalencia y severidad de ansiedad dental en mujeres que en hombres, particularmente entre los 35 y 44 años de edad. Concluyendo que con relación al género, la gran mayoría de los estudios suelen encontrar promedios más altos de prevalencia de ansiedad dental en mujeres que en hombres.
En cuanto a la edad como elemento incidente, varios estudios han documentado que la prevalencia de ansiedad dental disminuye con la edad, lo que ha sido confirmado en un estudio longitudinal realizado por Hagglin, en el cual se encontró también que con la edad disminuyen de forma similar otras fobias generales y específicas.
Así, género y edad parecen ser factores importantes que van unidos a la ansiedad dental, siendo mujeres de 20-50 años un grupo particularmente común dentro de la población dentalmente ansiosa en cuanto a la población femenina se refiere.
No obstante, indiferente de la edad y el género del paciente, si este sufre de ansiedad a la consulta odontológica experimentará una serie de respuestas psicológicas y físicas ante la posibilidad de una revisión con el dentista. El equipo profesional en salud dental de la Clínica Cooldent nos cuenta un poco más sobre el tema.
Las Alteraciones Psicológicas y Emocionales
Las alteraciones psicológicas y emocionales, producto del miedo a ir al dentista, conllevan a un comportamiento perturbador y obstaculizante durante la consulta. Algunas de estas emociones y conductas son:
- Miedo: la perturbación angustiante del ánimo por un peligro real o imaginario.
- Miedo dental: esta puede ser vista como una reacción fóbica aprendida y condicionada por una experiencia previa o aprendizaje social, que a veces aparece incluso sin haber llegado a pasar por ninguna consulta.
- Ansiedad: es el estado de inquietud del ánimo. Angustia que acompaña a muchas enfermedades. Reacción emocional, respuesta o patrón de respuesta, rasgo de personalidad, estado, síntoma, síndrome y experiencia interna, reacción a un peligro irreal o imaginario.
- La ansiedad odontológica: se considera como un estado complejo en el que entra una persona al concebir la idea de someterse a un tratamiento odontológico y que le lleva a la evitación del mismo. Esto resulta en una patología oral que se ha vuelto más grave y que lleva al paciente a un tratamiento aún más largo y doloroso, que lo que hace es reforzar el miedo y la ansiedad ante la atención dental, en un círculo vicioso difícil de manejar.
- Fobia: aversión apasionada, temor morboso. Miedo persistente e irracional que resulta en un imperioso deseo de evitar el objeto de terror, actividad o situación.
- Fobia específica: es un temor intenso y persistente, que es excesivo e irracional, desencadenado por la presencia o anticipación de un objeto o situación específicos. La persona reconoce que este miedo es excesivo e irracional pero no puede controlarlo.
- Fobias simples: pueden involucrar aspectos como pérdida de control, pánico y desfallecimiento en presencia del objeto o situación atemorizada.
- Fobia al tratamiento odontológico: se define como el miedo excesivo, desproporcionado y persistente, ante la anticipación o la presencia de los elementos relacionados a la consulta dental.
- Estrés fisiológico: fue en 1936, que el médico austríaco Hans Selye empleó por primera vez el término stress (tensión en español, integrada al castellano como estrés) para definir reacciones específicas que el organismo presenta cuando sufre estímulos externos, es una respuesta orgánica a un daño tisular real. Luego, Lazarus y Folkman expusieron que más bien es una relación particular entre un individuo y el entorno, en la que la persona evalúa al entorno como amenazante o como desbordante de los recursos de enfrentamiento y que pone en peligro su bienestar; es decir, que no se produce exclusivamente por estímulos externos o por reacciones fisiológicas. Indiferentemente, en un episodio de estrés intervienen los siguientes elementos:
- Los estresores: que son eventos que representan retos o desafíos paras las personas. Estos pueden ser: menores, como en el caso de molestias e incomodidades rutinarias; o mayores, que incluyen aquellos eventos que impactan o modifican de manera significativa la vida de las personas.
- Los mediadores psicosociales: son los mecanismos que le permiten a la persona evaluar la naturaleza de la amenaza y la respuesta emocional o conductual que deben tener ante ella.
- La respuesta: es la reacción emocional de estrés que se desencadena.
El dolor en el consultorio dental
En vista de la ansiedad y la fobia que este tipo de consultas produce en muchos pacientes, es importante considerar cuáles procedimientos determinados dentro del consultorio dental pueden llegar a producir dolor u otras experiencias desagradables
Primero, debemos definir que es realmente el dolor dentro de la consulta dental: este se considera una experiencia que no se puede compartir, es totalmente personal, pertenece sólo al sujeto que la sufre y que constituye una de las principales preocupaciones en la vida del hombre.
Así, el fenómeno del dolor posee dos componentes:
- Percepción: es el proceso anatomofisiológico a través del que las terminaciones nerviosas receptoras captan un estímulo nocivo y lo transmiten al sistema nervioso central.
- Reacción: es la respuesta del individuo cuando el sistema nervioso central recibe el estímulo nocivo y lo interpreta como dolor.
Sin embargo, existen muchos otros elementos que pueden afectar el umbral de la reacción al dolor en los pacientes, como por ejemplo lo son la ansiedad, el miedo, las experiencias anteriores y el condicionamiento previo por parte de otras personas.
La fobia ante el tratamiento odontológico que sienten los pacientes puede hacer, que debido a ese miedo excesivo que conlleva con ella, se presenten síntomas evidentes de ansiedad que podrían ocasionar un ataque de pánico cuando el individuo se expone a los estímulos fóbicos (equipo dental, odontólogo o tratamiento).
Esto hace que los pacientes consideren al odontólogo como el ente de de máxima autoridad y como la persona que les puede hacer daño, una distorsión de la realidad que los pone todavía más en aprietos al momento de ir al médico.
También sucede que la mayoría de los odontólogos, no son conscientes o subestiman el estrés y la ansiedad que experimentan los pacientes en la sala de espera del consultorio, al momento de sentarse en el sillón dental y durante el procedimiento odontológico.
¿Qué pueden hacer los odontólogos al respecto?
Sin embargo, hay mucho que los especialistas en salud bucodental y lo que los mismos pacientes pueden hacer para reducir estos síntomas.
Si bien es verdad que existen múltiples factores que ocasionan ansiedad en los pacientes ante la visita al dentista, también es cierto que una buena relación Odontólogo-paciente puede ayudar aminorar o a intensificar el efecto de los factores. Por ejemplo, la primera regla es inspirar la confianza del paciente para ayudarle a vencer esa imagen errónea, estableciendo una buena relación odontólogo-paciente.
También, uno puede apoyarse en esta sencilla regla que consiste en reducir los provocadores del estrés:
- Sentido de la vista (ej. Agujas, fresas).
- Sentido del oído (sonidos como excavación).
- Sensaciones (vibraciones de alta frecuencia- con un alto factor de molestia).
- Sentido del olfato (olores clínicos, como el eugenol y agentes adhesivos).
Por otro lado, se hace más que necesario tener una preparación psicológica adecuada para desaparecer o reducir las manifestaciones de ansiedad previas al tratamiento, así como aumentar la confianza y mejorar la relación odontólogo-paciente. Esto porque muchas veces la acciones del médico son las que generan la ansiedad, pero si el odontólogo incluye la fobia del paciente en su planificación y abre un canal de comunicación que genere confianza y en el que vaya anunciando con cuidado todo lo que hará durante la consulta, puede ayudar a que el paciente se sienta más seguro y coopere con el tratamiento.
Así, si el paciente colabora con el especialista en mejorar su comportamiento, facilita el trabajo del profesional, resultando en un procedimiento más óptimo y rápido que redunda en menos molestia y dolor, peri y posoperatorio.
Dentro de la práctica odontológica todos estos factores son relevantes tanto para el odontólogo como para al paciente; ya que si el paciente logra colaborar con su comportamiento, facilita el trabajo del profesional, lo que implica un procedimiento más óptimo y rápido, que redunda en menos molestia y dolor para el paciente.