Cada año, desde las 12:00 horas del sábado 21 de septiembre hasta las 23:30 horas del domingo 6 de octubre tiene lugar en el campo Theresienwiese, cerca de la Estación Central de Múnich el Oktoberfest o la gran fiesta de la cerveza de Múnich (Alemania). Una popular y multitudinaria fiesta que cada año acoge a más de 6 millones de personas y que va en aumento atrayendo a multitud de turistas de todas partes del mundo, y dado que en nuestro grupo de amigos la cerveza es la bebida oficial, es por lo que hemos decidido acudir. Planeando el viaje y dado que también se nos ocurrió aprovechar el viaje para realizar un poco de turismo, hemos resuelto realizarlo en coche.
La distancia que tendremos que recorrer de Madrid a Múnich son aproximadamente unos 2.000 km. en los que pasaremos por países como Francia, Suiza y Alemania, desviándonos a veces de la ruta prevista para visitar algún lugar o ciudad especial que nos apetezca conocer y visitar. Dado que es la primera vez que viajamos en coche por Europa, intentamos prever las distintas normativas de cada uno de los países por los que vamos a pasar para no encontrarnos desagradables sorpresas.
Salimos de Madrid, por la Autovía A-1, dirección Burgos y San Sebastián. Aprovechamos la primera parada en Burgos para comer en un lugar que nos recomendaron y que se llama Casa Landa y aprovechamos para realizar un pequeño recorrido por esta histórica ciudad, y los pasos nos encaminaron a su fastuosa catedral de estilo gótico, cuyas obras se iniciaron en el año 1221 y donde se encuentra la tumba del Cid Campeador. Proseguimos viaje hacia San Sebastián con la idea de disfrutar de su exquisita ruta de pintxos en la parte vieja de la ciudad, en los que las barras de sus bares conforman un espectáculo sin igual de exquisitos bocados con distintos sabores, formas y colorido. Y como no, sentarnos en un banco a pie de la preciosa playa de la Concha para relajarnos y gozar de las vistas increíbles y su precioso paisaje.
Al día siguiente nos introducimos en el país vecino. En Francia es importante recordar que en sus autopistas solamente se acepta metálico o tarjetas de crédito. Las gasolineras tienen libertad de precio, por lo que la diferencia en precios de unas a otras puede ser importante, y por supuesto las de las autopistas son más caras, por lo que es aconsejable salir y llenar en supermercados o pequeñas localidades. Una buena idea es consultar alguna aplicación que nos avisa de los límites de velocidad, el precio de cada ruta, la ubicación de las gasolineras, etc., en definitiva, una ayuda muy útil para desenvolverse. Pasamos por la localidad de Vichy, ciudad mundialmente conocida por sus manantiales de agua y sus centros termales, para continuar ruta hacia Mulhouse, una ciudad muy cercana a la frontera con Suiza y en la cual además de su Ayuntamiento y la Iglesia Protestante de San Esteban, merece la pena visitar su Museo del Automóvil.
Al día siguiente pusimos rumbo hacia Basilea en Suiza, cuya frontera tuvimos que adquirir la Vignette, un distintivo o impuesto obligatorio que es necesario para poder circular por sus carreteras, y que existe en algunos países como Austria, Rumanía, Bulgaria, etc. Basilea es una hermosa ciudad medieval en la que destacan el ayuntamiento, su catedra, la puerta medieval, la plaza del mercado…, y de allí ya hacia Alemania.
Las autopistas en Alemania son gratuitas y no tienen límite de velocidad. En ellas, los camiones, en el caso de que se encuentren muy concurridas, están obligados a circular en hilera por el carril de la derecha. Y después de unos 2000 km. llegamos Múnich, y nada más incorporarnos a la ciudad, después de todo el camino tranquilo, nos dan un golpe al coche. Como desconocíamos la normativa alemana y no sabíamos que hacer tuvimos unos momentos de pánico, hasta que a un compañero de viaje se le encendió la bombilla y se acordó de García Álvarez y Piñero Abogados, su bufete de abogados de confianza y casi desde ese momento el del resto de los que íbamos con él en el coche, y es que ellos son expertos en accidentes de tráfico y reclamaciones por daños y perjuicios, además de otras áreas herencias, negligencias médicas, derecho civil, derecho mercantil y societario, por lo que nos salvaron de un buen problema de forma rápida y pudimos seguir disfrutando de la fiesta.
El oktoberfest más allá de la cerveza
En el Oktoberfest además de la cerveza se pueden degustar platos típicos de su gastronomía como pueden ser las famosas salchichas denominadas wurst, el exquisito codillo de cerdo o schweinshaxe, el stecherlfish un pescado que sirven en forma de pincho, la tarta selva negra, los lebkuchen, el strudel o pastel de hojaldre y manzana asada y todo ello acompañado del típico pan alemán o pretzel, un pan salado con forma de lazo.